Entrevista con Yuri Vasiliev, personaje de la autora Iris Boo

—Hola Yuri. Lo primero es agradecerte el que hayas hecho un hueco en tu apretada agenda para poder hacer esta entrevista.
—No tengo mucho tiempo, así que vayamos directamente al grano.
—Por mí perfecto. Empecemos. ¿Valió la pena la venganza?
—Sí que vas directa.
—¿Bien? – Yuri toma aire lentamente.
—Más que venganza ha sido hacer justicia. Hay gente que piensa que puede hacer lo que quiera con los que no son tan fuertes como ellos, y que nadie va a mover un dedo para hacerles pagar por ello, que están en su derecho de coger lo que desean sin importar a quién pertenece y lo que ha supuesto conseguirlo o lo
que ocasionará su pérdida. Gente que no tiene ética, moral, honor ni civismo. Si la justicia no los castiga por sus actos, era necesario que alguien se alzara para hacerlo.
—Así que te erigiste en justiciero.
—Hay demasiado mal en el mundo, difícilmente podría acabar con todo. Pero sí que tomé la voz de aquellos que son importantes para mí. La gente que dañó a mi familia necesitaba pagar por lo que hicieron, y la persona que tenía que golpearles debía ser yo. Es y siempre será mi derecho.
—Hablas de ellos como si todavía estuvieran contigo, como si un hubiesen muerto.
—Están muertos, soy consciente de ello. Pero que alguien muera no borra lo que ha dejado atrás. Los recuerdos que atesoro de ellos los mantendrán vivos para mí, los seguiré amando aunque ellos ya no estén.
Solo estamos tú y yo en esta entrevista, nadie más, pero eso no significa que haya dejado de amar a Mirna y a los niños. La distancia no hace desaparecer los sentimientos.
—Así que no crees que la distancia acaba con las relaciones. —él sonríe.
—No es la distancia, son las personas las que lo hacen.
—¿Por eso regresaste a Las Vegas?
—Hubo muchos motivos que me trajeron de vuelta a la ciudad, el principal de ellos el terminar el trabajo
que no pude concluir siendo un adolescente. Pero sí es cierto que Mirna fue la que me dio la fuerza que necesitaba para poder hacerlo. Su recuerdo, el deseo de volver a encontrarme con ella, fue lo que hizo que no me rindiera. Y respondiendo a tu pregunta, sí, valió la pena, cada maldito día. Cada vez que veo a mis hijos correteando, gritando y riendo, cada, vez que me acurruco junto a Mirna en la cama y cierro los ojos, sé que he cumplido con aquellos que ya no están conmigo, como también sé que no permitiré que vuelva a arrebatarme
a nadie más y, si lo intentan, que se preparen.
—El que se mete con un Vasiliev, lo paga. —Él sonríe cuando le recuerdo el lema que corre de boca en
boca por toda la ciudad.
—Todo el mundo puede cometer errores, pero yo no soy de los que da segundas oportunidades.
—Tienes 4 hijos, ¿crees que alguno de ellos se convertirá en tu sucesor en el negocio “familiar”? —hago
el gesto de comillas con los dedos cuando digo la palabra familiar, para que entienda de qué tipo de negocio es del que hablo.
—Nadie puede predecir el futuro, yo al meno nos puedo, aunque intento calcular los pasos del enemigo
estudiando sus acciones. Pero sí puedo decirte que voy a cuidar de ellos hasta que estén preparados para cuidarse por sí mismos. Les enseñaré lo que sé, les mostraré el mundo que nos rodea sin endulzarlo, sin ocultar la verdad, les daré las herramientas que necesitan para ser fuertes. Pero lo más importante, les enseñaré que la familia siempre estará para ellos y, que deben cuidarla, protegerla, porque es donde está nuestra auténtica fuerza.
—Vas a convertirlos en soldados. –Él inclina brevemente la cabeza hacia un lado.
—La vida es la eterna guerra que todos debemos librar. Yo solo quiero que sigan en pie cuando termine la
batalla, que no se rindan, aunque la pierdan, porque siempre habrá otra, y otra…
—No suena a una vida muy halagüeña. —él sonríe de forma traviesa.
—Es como una montaña rusa; a veces estás arriba y otras estás abajo, peleas, disfrutas de la paz, lo importante es que el vagón nunca se detenga.
—¿Te arrepientes de algo? ¿Como por ejemplo alejarte de Donna, mantenerla al margen del resto de la
familia?
—El único que sufre con la separación soy yo, ella tiene una buena vida, así que no puedo arrepentirme por
ello. Su seguridad y felicidad siempre estará por encima de mí.
—¿Y con Mirna? ¿Te arrepientes de meterla en este tipo de vida? No olvides que estuvieron a punto de
matarla. —Su rostro se vuelve serio, casi que siento como el aire baja de temperatura entre nosotros.
—Seguramente ella estaría más segura con otro hombre, y habría aceptado esa situación como lo he hecho con Donna, porque para mí su seguridad es lo primordial. Pero en el momento que vi a Lena… En ese instante supe que ni podía ni quería dejarlas ir, porque ellas ya me pertenecían. ¿Me complicaron el trabajo? Sí, pero no sería quién soy si permitiera que eso me detuviese. Soy un Vasiliev, no rechazo un desafío si realmente merece la pena.
—¿Todavía respondes ante la Bratva? —cuando miro sus ojos veo que el diablo travieso ha vuelto.
—Aunque me retengan con una cadena, soy un animal demasiado peligroso para tenerlo cerca. —Alguien
llama a la puerta, pero nadie entra. Sé que nuestro tiempo ha terminado.
—¿Podremos repetir esto otro día? —él me sonríe.
—Cuando quieras. Solo llámame.

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