Relatos ganadores de nuestro concurso Amor & Navidad

Estamos muy felices de la aceptación de nuestro concurso de relatos, celebrado en los últimos días.

Queremos dar las gracias, en primer lugar a los autores y autoras que se han presentado, y sobre todo a todas aquellas personas que han leído y han participado con sus likes y comentarios.

Los ganadores son por orden:⁠
1 puesto: @alicianotebooks⁠
2 puesto: @almas_discapaciamadas⁠
3 puesto: @lunatica.an⁠

Y queremos mostraros los preciosos relatos ganadores en este mismo post:

Primer lugar: Aquel día:

Era un frío día de Diciembre, Madrid estaba con toda su aura navideña pero a mi no me podía importar menos , todo iba como una mierda: había suspendido los exámenes, mis padres se separaban y para colmo mi mejor amiga se mudaba de la ciudad. No podía ir peor. Volvía de la biblioteca con todos mis apuntes bajo el brazo y mi mirada llorosa; me había propuesto estudiar a tope para recuperar pero las incesantes broncas de mis padres durante la separación. No me lo ponían fácil. Iba tan ensimismada que no me di cuenta que un chico pasaba por enfrente mío y choqué con el, se me cayeron todos mis apuntes y no pude evitar llorar y desmoronarme delante de ese chico que ni siquiera conocía.⁠


Él alzo mi cara y me limpio las lagrimas yo me quede callada mientras el dijo:⁠

“- Qué le han hecho a una chica tan bonita para que este tan triste?” Desde ese mismo instante me ganó y con una sonrisa, le dije que era complicado de entender , como iba a saber yo que ese chico que conocí esas navidades sería el ancla que llevaría mi vida , que sería mi sonrisa, el que me animó después de todo lo pasado en ese 2008… Y aquí estoy escribiendo esta carta entre lágrimas pues hoy me enteré que el que me sacaba sonrisas ya no esta, falleció en un accidente de coche. Ahora estamos en 2020 , pero yo sigo acordándome de él cada día y sigo amándolo, nunca podré olvidar toda la felicidad que me dio.⁠

Cuando perdemos alguien que queremos un sentimiento desgarrador te llena el pecho. Se que a él no le hubiera gustado verme triste, al menos eso es lo que se dice cuando muere alguien ¿no? Pero ahora lo único que me queda es recordarle en mi memoria con cariño, a él y los buenos momentos que pasamos. Gracias a él me supere a mi misma el fue la luz que necesitaba en mi camino en el momento adecuado , gracias por todo.⁠
Raquel

Segundo Lugar: El todo y la mitad

Qué frágil se vuelve la voluntad cuando la tentación te guiña un ojo… Él se volvió la suya para siempre. Ella volaba por su memoria como un soplo juvenil que le hacía sonreír, pero del que ni siquiera recordaba el nombre. Dos puntos de vista de un recuerdo. El todo y la mitad.
Quizá es mejor ser nada a “medio algo” para alguien. Vivir con la sensación de que sólo te dejan mojarte los pies, pero nunca zambullirte, no puede hacerle feliz a nadie.
Pero ¿cuántas veces no habremos confundido lagos con simples charcas? Por no hablar de a las ranas que habremos besado creyéndolas amores rotundos cuando en realidad eran ridículos espejismos sobre nenúfares.
Besos de agua que llenaban pantanos enteros de soledad, besos de fuego que derretían el frío instalado en sus corazones, besos de aire que ventilaban instintos asfixiados de aburrimiento, y besos de tierra que enraizaban promesas imposibles hechas en medio de tormentas de pasión. Los cuatro elementos al servicio de sus labios…
Cada día rezan por no encontrarse. No lo hacen desde hace décadas, pero ambos saben que, si eso ocurriera, se tambalearían sus vidas, borrachas de “eso” que uno veía en los ojos del otro y no han vuelto a encontrar. Mejor así…
– ¿Y por qué mejor así, abuela? El final bonito hubiera sido que siguieran juntos para siempre.
– O no… A veces eso aniquila todos los besos, los recuerdos, y seca los “lagos”. No acaban juntos porque él era el todo y ella la mitad.
– Y resultó ser una rana y no un amor… ¿Y dónde fueron todos los besos?
– Los de agua se ahogaron de ansiedad, los de fuego se convirtieron en cenizas de desvinculo, los de aire se esfumaron en cuanto cerraron la ventana y los de tierra nunca germinaron por infértil.
– Qué pena, abuela… debieron ser infelices después…
– Sólo al principio, cariño. Él se fue a conquistar el mundo para seguir llenándolo de recuerdos sin nombre que es lo que le gustaba, y ella supo esperar al gran “lago” en el que ya nunca dejó de nadar. Por fin era el todo para alguien, y alguien era el todo para ella. Y te contaré un secreto: tiene una nieta preciosa que ha venido a buscarla para pasar un estupendo día de Navidad.

Tercer lugar: Una noche mágica

—¿Otra vez? — pregunté incrédula.
—Sííí, por fa…—respondió dulce.
—Pues vamos otra vez…
“Era la noche del 24 de diciembre. Me encontraba sola en un país lejos de mi casa, y la nieve no hacía más que caer. Había perdido la esperanza de estar con mi familia como cada año, y mis amigos tenían diferentes planes.
Llevaba unas semanas alimentando a un gatito cerca de donde vivía, pero no lo podía acoger, ya que no aceptaban animales. Esperaba que pudiera refugiarse de las heladas. Era negro y pequeñito. Había movido cielo y tierra para encontrarle una familia, pero nadie quería.
En Nochebuena, salí a buscarlo para darle algo de comer y poder mantenerlo un rato calentito junto a mí. Me llevé una sorpresa al ver que un hombre se le acercaba, y le grité:
—¡No le haga daño! ¡No es peligroso!
Corrí a toda velocidad, ya que desde donde me encontraba, no podía vislumbrar sus intenciones..
—Tranquila. Lo he visto antes y pensé en darle algo de comer —respondió sonriendo.
El hombre tendría aproximadamente mi edad, y se le veían sus buenas intenciones. Era alto y con una sonrisa arrebatadora.
—Perdone, llevo semanas alimentándolo e intentando buscarle un hogar—me expliqué.
—Entiendo…—Se quedó pensativo observándome—. ¿Cómo es que usted no está celebrando Nochebuena?
—No le suelo explicar mi vida a alguien que no conozco, pero me encuentro lejos de casa y la gente aquí tiene costumbres diferentes—respondí sincera.
—Vaya…—algo estaba maquinando—. Después de darle de comer a este pequeño, ¿le gustaría acompañarme a aquel bar? Nadie debe pasar esta fecha solo, y ahí se que va gente que no tiene planes para, al menos, estar en compañía de otros.
—Tampoco suelo salir con desconocidos…
—¿Cómo se llama?
—Verónica, ¿por qué?—pregunté con curiosidad.
—Yo soy Pablo, un gusto conocerla. —Me extendió la mano para estrecharla con la mía—. Ahora que ya nos conocemos, no veo el problema en que me acompañe.
Me arriesgué y esa noche conocí al hombre de mi vida.”
—¿Otra vez esa historia?—preguntó una voz desde la puerta.
—Sí papá, ¡me encanta cómo os conocisteis! Y gracias a ello, Ratita tiene un hogar—respondió mi hija abrazando a aquel gatito negro que nos unió.


 

Nos encantaron todos los relatos, sin duda, pero estos fueron los elegidos por el público. Y a ti, ¿cuál te gusta?

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